Si ustedes se fijan bien recordarán que en los últimos días se ha pronunciado dos veces la expresión "No, no, no", salida de dos labios diferentes, en dos circunstancias totalmente distintas pero con un mínimo común denominador: ambos personajes son rojo rojito. Veamos.
El primer "No,no,no" salió del propio presidente de la República. Hugo Rafael Chávez Frías, al responder la pregunta sobre si la reelección aplicaba también para los alcaldes y gobernadores.
"No, no, no", dijo el teniente coronel muy categórico y firme para disipar cualquier duda al respecto. Se escuchó prepotente y dictatorial. Esta respuesta la interpreto así: los lacayos del imperio deben recordar que el presidente soy yo y que las reformas que estoy haciendo con mis súbditos de la Asamblea Nacional son para beneficiarme exclusivamente a mí, a nadie más. Sólo a mí, ¿Oyeron?. Sólo a mí. ¿Para qué soy presidente, pues? Para hacer lo que a mí me da la gana. Para eso cuento con los borregos del parlamento, para que me obedezcan y hagan lo que yo les ordene. "No, no, no", la oposición que se olvide de reelecciones. Cuando Didalco Bolívar y Ramón Martínez me apoyaban tal vez hubiera respondido "Si, si, si". Pero como se atrevieron a disentir y negarse a formar filas en el PSUV, no los quiero. Ni en pintura. Allá ellos. Y no me vuelvan a preguntar porque les responderé lo mismo. La salsa del pavo se acabó y no alcanza para las pavas. He dicho. No es no. Y punto.
El segundo "No, no, no" salió de la boca del humillado Nelson Moreno, el oficialista que ingenuamente le advirtió al Presidente Chávez que lo estaban engañando y mintiendo.
Para qué fue eso. El inquilino del Palacio de Miraflores, atónito por el atrevimiento de su seguidor, le respondió, incómodo, molesto, bravo, arrecho y con aire de prepotencia, "Tú vienes envenenado. Cuídate".
El pobre muchacho jamás esperó esa lacerante respuesta de su héroe. Pero cogió un segundo aire y le respondió por todo el cañón: "No, no, no", expresión muy similar a la que Chávez había dicho sobre la reelección de gobernadores y alcaldes. Ahora se entiende por qué ambas se escucharon en dos contextos distintos.
Este segundo "No, no, no" lo interpreto también así: Presidente usted está equivocado, yo no he venido a ofenderle, tan sólo he querido advertirle que se ponga mosca y pila con sus colaboradores que por un lado le dicen una cosa y por otro lado hacen otra cosa. Mire, sea humilde, no sea arrogante. Déjese explicar, por favor, entienda que yo soy parte del pueblo. Usted ha dicho que manda con el pueblo y que Venezuela es ahora de todos. Entonces, ¿en qué quedamos?
Usted me dice que soy un tira piedras porque acuso a su viceministro de mentiroso. Mire, es verdad lo que le estoy diciendo, mi comunidad es testigo. A usted lo están engañando, le están diciendo cosas que no son, para que usted crea que lo está haciendo bien. Pero no es así. Recapacite, presidente, abra los ojos, el país se le está yendo de las manos, sus buenas intenciones no bastan. Déjese explicar, por favor.
Imagínese ahora la mamadera de gallo en mi comunidad cuando me echen en cara que usted me humilló y me atropelló con su respuesta, que si eso lo hace conmigo, que soy revolucionario y resteado con el proceso, qué quedará para los demás. Qué buena vaina me he llevado con usted presidente. Me ha decepcionado, créame.
Pero tranquilo, yo lo espero en la bajadita, yo se la voy a cobrar y bien caro.
¿Sabe? bien caro. Yo seré Moreno pero no pendejo. "No, no, no", no me lo calo más. Escuche bien, no estoy envenenado, usted es el que está envenenado por Fidel Castro, que le mete cucarachas a cada rato en la cabeza. ¿Y cuidarme? Sí, ahora más que nunca porque usted es capaz de mandarme a matar o dar una paliza con su esbirros. No, no,no. Yono soy Aristóbulo, ni su cóndón desechable. Qué va, qué va, qué va.