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sábado, 28 de julio de 2007

La verdad sobre Bolívar y Marx

Por Oliver Laufer
http://deje-hacer.blogspot.com



Hace unos días recibía una pregunta interesantísima de un estudiante universitario Venezolano. Me preguntaba por qué la Cátedra Bolivariana afirma que no hay pensamiento bolivariano sino ideario bolivariano.

Yo le contestaba que el pensamiento podía ser parte del ideario y ese ideario podía englobar un todo; mientras que él sostenía la atrevida hipótesis de que el planteamiento estaba mal formulado.

Algo que me daría leño para investigar y por lo que encontraría la postura oficial de la Cátedra Bolivariana. Paralelamente,
Julio Pieraldi, delegado nacional del Movimiento Demócrata Liberal de Venezuela, me comentaba que el pensamiento de Bolívar es muy propio del chavismo y su ideal de libertad se asemeja al de los jacobinos.

Esto segundo sumamente cierto. El político abogado y escritor Bernardo Celis Parra afirmaba en su libro “Ideología Bolívar y los demás” que la doctrina que políticamente defendía el Libertador fue el liberalismo social: una mezcla de Rosseau, Locke, Hume y Montesquieu. No tan atrás se quedaba la Cátedra Bolivariana, con el Profesor
Jorge Mier Joffman, afirmando que Bolívar había recibido influencia del marxismo.

Esta última hipótesis, que para los defensores del pensamiento actualmente conocido como bolivariano, deja de ser hipótesis y se convierte en hecho objetivo, convirtiéndose en la propugnada por las universidades bolivarianas. La Cátedra Bolivariana afirma que «encontramos marcadas diferencias en las doctrinas revolucionarias de Simón Bolívar… En lo económico, Bolívar combina el socialismo representativo que desarrollaría Carlos Marx, con el capitalismo elitesco de Adam Smith, para evolucionar hacia el Socialismo Bolivariano de participación popular.»

Primeramente, Simón Bolívar no pudo recibir influencia de la doctrina marxista porque no la llegó a conocer. Bolívar murió en Colombia en 1830 y el Manifiesto Comunista de Karl Marx y Federico Engels se escribió durante el año 1848. Es decir, la primera edición del Manifiesto Comunista salió a la luz 18 años después de la muerte de Simón Bolívar. Asimismo, no pudo recibir ninguna influencia de Karl Marx anterior al Manifiesto Comunista ya que los primeros escritos de Marx datan de 1837, siete años después de la muerte de Bolívar.

La atribución estatista de Bolívar proviene de Francia. La influencia que Bolívar recibió de la Revolución Francesa fue enorme, y ese estatismo del que se influyó, provino de las ideas de Rousseau.

El estatismo democrático que propugnaba Rousseau en su libro “El Contrato Social” habla de la anteposición de la libertad colectiva a la libertad individual. Por tanto, para mantener el bienestar social es necesario que el individuo se prive de su libertad individual, alimentando al Estado, para que éste, posteriormente, devuelva al individuo, ya completamente integrado en la sociedad, su libertad con limitaciones. Es el Estado el que toma las decisiones del colectivo de individuos.

Por lo que se antepone la libertad colectiva, esto es, la dependencia del hombre del Estado, a la libertad individual, la capacidad que tiene el individuo para alcanzar sus fines por sí mismo.

Pero esta es una disciplina completamente redonda, y la doctrina de Bolívar se caracterizó por recibir también una fuerte influencia del liberalismo nacido de Adam Smith. Estando por aquel entonces de moda el empirismo de Hume –amigo de Rousseau- Locke, Montesquieu y otros también identificados con el liberalismo económico y social, y el utilitarismo como filosofía del comportamiento moral. Que, a diferencia del marxismo, sí influyó en el pensamiento del Libertador.

El adoctrinamiento bolivariano de hoy, quiere acercar a Bolívar con el marxismo para poder dar campo a una ideología que, antes que bolivariana, es más bien neo-castrista. Y transformar, como lo han hecho antes otros, la ideología del Libertador, moldeándola a imagen y semejanza de la de Hugo Chávez.
Lo importante, en este sentido, es saber cuál de estas doctrinas influyó en mayor o menor medida a Simón Bolívar, y por qué el chavismo pretende llevarse consigo al Libertador en su totalidad.

A este segundo planteamiento sólo se le puede dar una respuesta si se conoce la magnánima influencia que ejerce la figura de Bolívar sobre la sociedad venezolana y latinoamericana. Bolívar es Venezuela, sin más. Y para Venezuela Bolívar lo es todo. La educación bolivariana como se conoce objetivamente, el patriotismo venezolano en sí, es algo que desde siempre se le ha inculcado a la sociedad, algo que forma parte de la educación venezolana. De la esencia, ahora transformada, del país. Por lo que tener a Bolívar a favor de uno u otro, es tener una batalla ganada en el juego por el poder.

Es por eso que el catedrático señor Joffman no dudaba en colocar al marxismo como punto de partida de la doctrina bolivariana y como punto de partida, demagógicamente, del pensamiento de Bolívar.

Pero surge de nuevo la polémica con esa ideología que, bien defendida, Celis Parra dejaba en el aire. Ese “liberalismo social” que había defendido el Libertador. Parra decía que «Bolívar se presentaba como una mezcla del liberalismo inglés y de la Francia de Rousseau.»

Antes que nada debemos entender a qué ideología se acerca Celis Parra. En su libro se pueden extraer frases como «La Tercera Vía sin dejar ser neoliberal y capitalista en su esencia, nace para combatir el fundamentalismo del capitalismo brutal, poco social y drástico.»

En pocas palabras, según Parra, la socialdemocracia no parte del socialismo sino que nace del liberalismo. Error: la Tercera Vía es el desplazamiento que hay del socialismo al liberalismo. Mírese la historia de los partidos que en primera instancia fueron socialistas y obsérvese su posterior evolución hacia esa Tercera Vía (el Partido Radical chileno, el Partido Laborista británico, el Partido Socialista Obrero Español y un sinfín de organizaciones que, por obligación, se adecuaron a nuestras circunstancias sociales).

Posteriormente afirma que «La globalización, el mercado, ya sea economía social, economía libre de mercado, representan una nueva forma de imperialismo.» Pero unos cuantos capítulos más adelante nos cita una frase del historiador John Lynch que afirma «que la independencia liberó a Venezuela del monopolio colonial y la abrió al comercio internacional.»

Según Parra, «un acto profundamente revolucionario», «un proceso político muy avanzado» «y de gran profundidad ideológica.» Por lo que el liberalismo del que habla Parra refiriéndose a Bolívar no es, ni mucho menos, algo que defienda personalmente el escritor. Aunque el liberalismo social se alejó de su economía y fue sustituido por ese estatismo, fuertemente aplicado por Bolívar en muchísimas ocasiones.

Pero ¿Por qué, a pesar de la fuerte influencia liberal del Libertador, fueron más conocidas sus hazañas en el campo de la intervención estatal? El interesantísimo historiador venezolano Guillermo Morón lo resume en las siguientes palabras, profundamente ciertas:

«[Bolívar] no pudo imponer su liberalismo, el Estado venezolano nunca fue liberal, ni lo es en este momento porque vivimos entre la democracia y la dictadura desde 1830 hasta hoy. No es ese liberalismo del norte, ya se ha hecho común al resto de Europa, que la está convirtiendo en una nueva potencia para competir con Estados Unidos y China. Ese es el liberalismo que tuvo Simón Bolívar y que no se desarrolló en Venezuela.»

Es por eso que no debemos excluir la influencia fuertemente liberal que recibió Simón Bolívar a lo largo de su vida, y la fuerza que ésta ejerció en su pensamiento y sus acciones.

Pero quedaron en la historia sus logros cercanos al Contrato Social e infinitamente alejados de la Riqueza de las Naciones. Repartió tierras, por ejemplo, para profundizar “la libertad individual.” A costa de otra libertad, también individual, previa a la del reparto.

Marx detestaba a Bolívar

Es importante también, para entender el socialismo de Chávez, al cual vinculan al siglo XXI, pero se mantiene en 1917, la idea que tenía Marx de Bolívar.
Karl Marx escribió en 1858 un artículo aparentemente imparcial del Libertador titulado “Bolívar y Ponte” donde se realizaba una biografía muy abierta del héroe venezolano. Marx, en sus innumerables cartas a Engels escribió cosas como:

«En lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico. Pero hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque.» «El Napoleón de las Retiradas.» Bolívar mandó a fusilar a Manuel Carlos Piar «bajo las falsas imputaciones de haber conspirado contra los blancos, atentando contra la vida de Bolívar y aspirando al poder supremo.» Los venezolanos «permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe.»

La figura de Bolívar fue tan repudiada por Marx que, o se llevaba a cabo una fuerte campaña de contra-información típica de las Universidades Bolivarianas y las Cadenas Oficialistas, típica del régimen castrista, manipulando la verdad hasta dejarla sin fundamento alguno, o simplemente la razón de ser del chavismo bolivariano no iba a existir. Y eso es lo que pasa.

El socialismo chavista no es bolivariano sino castrista, paleo-marxista y por su caracter nacionalista tiene muchísimas similitudes con el nacional-socialismo alemán. Por eso cuando la Cátedra Bolivariana habla de Socialismo Bolivariano afirmaba que «la Filosofía Bolivariana protege la iniciativa privada de carácter nacional, estimula el desarrollo endógeno y la industrialización del campo, en contra del neoliberalismo y la globalización, como factores imperialistas y colonizadores que distorsionan y entorpecen el desarrollo nacional.»

Y luego, al volver a la realidad, descubrimos que se expropian las tierras para su posterior repartición, anteponiendo la igualdad absoluta a la igualdad jurídica. Y que mientras la pobreza aumenta en Venezuela, alcanzando a mucho más de la mitad de la población, mientras el desempleo alcanza a todos los sectores sociales y las desigualdades se acentúan, aumenta la delincuencia, la autarquía, la censura, la limitación de la libertad de expresión, el hambre, la extorsión y corrupción y las torturas forman parte del día a día de los venezolanos, en otras partes del mundo una escalofriante mano invisible crea «un sistema de gobierno que produce la mayor suma de felicidad, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.» Pero a costa de la terrible libertad de las personas.


Fuente: Tomado íntegramente del blog de Oliver Laufer deje-hacer (Laissez-Faire)