El Nuevo Herald
La renuncia de Fidel Castro y el ascenso de su hermano Raúl no significarán un cambio formal visible en las relaciones entre Cuba y Venezuela, pero podrían tener repercusiones telúricas de primer orden para el gobierno de Hugo Chávez en el corto plazo, estimaron analistas y observadores.
Venezuela continuará siendo una prioridad estratégica para el régimen de La Habana, gracias al suministro de 93,000 barriles diarios de crudo y productos petroleros. Sin embargo, esta aguda dependencia energética es apreciada cada vez más como una vulnerabilidad inaceptable para un líder pragmático como Raúl Castro, lo que podría modificar sensiblamente el panorama de las relaciones binacionales.
Al mismo tiempo, las relaciones entre los militares cubanos y venezolanos, que en los tiempos de Fidel estaban con frecuencia teñidas de activismo político e ideológico, entrarán en una fase de estricta cooperación profesional, en buena medida por la falta de "química'' entre Raúl Castro y el presidente venezolano, aseguraron expertos.
"Públicamente no se van a producir cambios ni se van a ver síntomas de desaveniencias entre La Habana y Caracas'', dijo Eugenio Yáñez, un analista y autor de numerosos libros sobre la nomenclatura del poder en Cuba. "Pero ya hay signos de que Raúl Castro está buscando ampliar las relaciones con otros países que podrían servirle de fuente energética'' en caso de que Chávez no pueda continuar enviando petróleo a la isla.
Yáñez mencionó recientes contactos de La Habana con Azerbaiyán, Guinea Ecuatorial y Angola, todos productores petroleros, que estarían en capacidad de suplantar a Venezuela como proveedor de crudo en el futuro cercano.
"Angola puede garantizarle a Cuba lo que necesita en materia energética, incluso al precio ventajoso ofrecido por Chávez'', dijo el analista. "Angola tiene una deuda moral inmensa con Cuba, y Cuba ya está actuando como garante de ese régimen en este momento''.
La primera consecuencia de esta política, según Yáñez, es que si se llegara a producir un colapso del régimen chavista, "los cubanos no se van a meter''.
"No creo que los cubanos intervendrían para salvar un potencial colapso del régimen chavista'', coincidió Rafael Huizi Clavier, vicealmirante retirado y el presidente del opositor Frente Institucional Militar (FIM), en Venezuela.
Para Huizi Clavier, la ausencia de Fidel va a cambiar el escenario de las relaciones bilaterales, sobre todo las militares.
"Las reuniones de los militares venezolanos con Fidel eran reuniones políticas, con mucha influencia ideológica, de propaganda. Con Raúl las cosas son diferentes. Se habla más del tema profesional, sin referencia a los temas políticos'', indicó Huizi, citando reportes y conversaciones sostenidos con oficiales venezolanos que han viajado a la isla.
"Los generales de la revolución, ahora con Raúl al mando, no quieren depender de Chávez, no quieren estar subordinados o estrechamente relacionados con Chávez'', sostuvo por su parte Américo Martín, un ensayista y ex guerrillero venezolano.
"Ellos quieren liberarse del abrazo del oso de Chávez, buscando otros caminos como China, Brasil o incluso Estados Unidos, para abrirse un espacio propio y no depender del temperamento de Chávez'', acotó Martín, que es opositor del presidente venezolano.
Para el profesor Jorge Piñón, del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami (UM), "es altamente probable que Raúl Castro busque disminuir la aguda dependencia que Cuba mantiene del petróleo venezolano''.
El especialista cubano señaló que con Fidel fuera del escenario, Raúl abrirá la puerta a acuerdos energéticos con el presidente Lula da Silva, de Brasil, no sólo para ampliar acuerdos de exploración de crudo en aguas profundas, sino también para la producción de etanol a base de caña de azúcar.
Sin embargo, Piñón acotó que la dependencia energética de Venezuela es extremadamente crítica.
Si se suspendiera el envío de petróleo venezolano, Cuba "tendría apenas 17 días de almacenamieto de productos derivados y 35 días de crudo''.
El estilo emocional de Chávez y el pragmatismo que se atribuye a Raúl Castro podrían significar un obstáculo formidable para que éstos estrechen relaciones.
"Va a empezar un distanciamiento entre Raúl y Chávez'', auguró Joel Acosta Chirinos, un comandante que participó junto a Chávez en el golpe de estado de 1992 y fue uno de sus más cercanos colaboradores hasta que se convirtió en disidente.
El líder cubano "no va a seguir la misma política de Fidel en el proyecto de promover el liderazgo latinoamericano de Chávez''. En definitiva, indicó Acosta, "Raúl Castro no apoyaría a Chávez en sus pretensiones de convertirse en el heredero de Fidel en el liderazgo continental''.
"Raúl y un cierto sector de la dirigencia cubana ven a Chávez con particular sospecha'', afirmó Aníbal Romero, un politólogo de la Universidad Metropolitana, en Caracas. "No les gusta su estilo, lo ven como un hombre disparatado, y saben que el poder de Chávez está muy erosionado''.
En última instancia, sin embargo, las relaciones de Venezuela y Cuba podrían mantenerse intacta por más tiempo del que se piensa, en buena parte porque Fidel Castro "ha renunciado a posiciones pero no realmente al poder'', dijo el analista Eugenio Yáñez.
"No va a haber ningún cambio sustancial que [Fidel] no apruebe, con lo cual Raúl va a seguir un poco atado de manos'', puntualizó el analista. ocasto@herald.com