Las Farc querían darle una bofetada a Uribe liberando a Emmanuel y todo les salió al revés: quedó al desnudo que mintieron, y el gobierno recobró las riendas del intercambio humanitario.
Fecha: 01/05/2008 -1340 La política es un juego donde se hacen apuestas arriesgadas. A veces se 'caña', se guardan los ases para el final, los errores se pagan caro, y en ocasiones ocurren paradojas donde el que parecía perdedor termina ganando.
Una de estas extrañas circunstancias es la que ocurrió la última semana con la operación 'Emmanuel'. El presidente Álvaro Uribe, que parecía haber quedado al margen de la iniciativa internacional para la liberación de tres secuestrados, terminó recuperando el timón del intercambio humanitario que, a todas luces, se le había salido de las manos desde hacía varios meses.
Uribe puede anotarse victorias en varios campos. Por un lado, vuelve a demostrar que la inteligencia del Estado está funcionando como nunca antes. Haber conocido de antemano que las Farc estaban buscando desesperadamente a Emmanuel para poder liberarlo, y haber dado con su paradero en cuestión de horas, no es cuestión de azar ni de buena suerte, sino la demostración de que las Fuerzas Armadas siguen de cerca los movimientos de los guerrilleros.
No de otra manera se puede explicar la racha de aciertos de inteligencia que ha tenido el gobierno en los últimos meses, que incluye la ubicación de varios campamentos importantes y la captura de las pruebas de sobrevivencia de los secuestrados.
Poco a poco, se va borrando la imagen de la vieja inteligencia, la de los falsos positivos, que incurría en torpes errores y en acciones más orientadas a la propaganda que a debilitar realmente a la insurgencia.
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