Pocas veces he estado tan de acuerdo con la voz de la Iglesia Católica, porque veo que han apuntado certeramente hacia el meollo del problema que hoy se debate en Venezuela: perder la democracia o sumergirse en un retrógrado y obscuro comunismo que no se sabe a ciencia cierta hasta dónde llevará al país y cuánta sangre nos costará.
Con la experiencia de Cuba, tonta sería la Iglesia si el castro-comunismo los agarra desapercibidos. El disfraz del comunismo que el teniente coronel pretende implantar en Venezuela, es lo que han dado en llamar "Socialismo del siglo XXI". Las palabras a la verdad no importan mucho, sino los cambios que se están sucediendo diariamente en la legislación venezolana, a espaldas del pueblo.
Muchas de las leyes se discuten, se redactan y se aprueban en la obscuridad, a puertas cerradas. Estúpidos son los que creen en lo que dice el teniente coronel referente al protagonismo del pueblo. El pueblo, tanto en el comunismo como en el capitalismo, es pieza de un ajedrez político macabro. El pueblo es usado como el papel sanitario y lo lamentable es que después es demasiado tarde para arrepentimientos.
Hemos escuchado la voz valiente del obispo de Coro, Roberto Lücker. Hemos escuchado la voz sonante de Baltasar Porras. Ahora es el presidente del Concilio Plenario de Venezuela, Ovidio Pérez Morales.Todos coinciden en lo mismo: se busca una reforma, que por declaraciones y actuaciones oficiales, hacen suponer que se dirige al establecimiento de una sociedad socialista, más en concreto hacia un modelo comunista, el modelo caribeño castro-comunista''.
Las críticas emitidas por el jefe de Estado, Hugo Chávez --dice Pérez Morales--, contra el clero, se han convertido en una costumbre, con la intención de desviar la atención de la sociedad, para lograr los cambios ''trascendentales'' a
¿Dónde están las otras confesiones religiosas de Venezuela? ¿Es que ingenuamente piensan que saldrán ilesas si el teniente coronel logra implantar el comunismo que tiene en mente en la tierra de Bolívar?
Este momento que estamos viviendo es el "timing" para que Venezuela se sacuda y si el teniente coronel piensa hacer algo, que lo haga, pero que nos agarre con las botas puestas y la frente muy en alto para luchar por nuestra nación, por nuestros hijos, por nuestra esperanza, por nuestros derechos.
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