Particularmente Marcel Granier, dueño de RCTV y de otras empresas, no es santo de mi devoción, porque tanto él como las otras familias que antes del teniente coronel usufructuaron a sus anchas los medios radioeléctricos en Venezuela, como los Cisneros, los Phelps, etc. impusieron su voluntad única a sangre y fuego y sólo permitieron, en ese uso del derecho democrático que sólo ellos practican, que se conocieran las informaciones que ellos creían beneficiaban sus intereses o, por lo menos, que no los dañaban.
No obstante, creo que la existencia de medios de comunicación de oposición al gobierno comunista del teniente coronel, más que dañarlo, lo benefician y en esto los asesores del paladín de Sabaneta han fallado, porque han querido controlar todos los medios ya sea directa o indirectamente y ellos, que hablan tanto del pueblo, deben saber que el pueblo no es estúpido, y menos el pueblo venezolano, que tiene temple y que sabe lo que es mejor para su bienestar.
Sepa el teniente coronel que el mismo Simón Bolívar, que ha sido tomado como caballito de batalla para desarrollar una ideología que le fue ajena al más grande hombre de América, con el perdón de George Washington, es la inspiración para muchos millones de venezolanos que no están dispuestos a dejarse montar sobre sus hombros un sistema marxista-comunista como el que pretende imponer en Venezuela.
Defiendo el derecho de RCTV a seguir existiendo, muy a pesar de Marcel Granier, que me da risa verlo parado ante cientos de personas, que apoyan la permanencia de la televisora, pero que en otros tiempos ver esta imagen era imposible. Hoy está cerca de la gente que lucha por la libertad de expresión en Venezuela, por simple conveniencia de bolsillo, por nada más, sin que esto quiera decir que, a lo mejor esté interesado en un país sin riesgos económicos para sus intereses, mas que en la democracia en sí.
1 comentario:
Es verdad, Marcel Granier nunca o casi nunca ha estado cerca del pueblo. Siempre ha actuado en función de sus propios intereses. Cuando fue director del diario de Caracas se portó como un déspota cuando despidió a más de 70 periodistas. Eso poco le importó. Alirio, lo que ocurrió anoche fue patético, una muestra más del oportunismo y la actitud de Granier y su combo.
Un grupo de personas afectos al gobierno, procedentes del peligroso y popular barrio 23 de enero, identificados como seguidores de Alexis Vive, un oficialista fallecido en los sucesos de abril de 2002, pintó consignas en la fachada de la planta de Globovisión y algunas casas vecinas. Los sujetos se movilizaban en motocicletas identificadas como de la Alcaldía Mayor, es decir, de Barreto. Pues bien, sólo dos policías metropolitanos enfrentaron
a los chavistas. Bravo. El personal de la televisora dio la cara con su director general, Alberto Federico Ravel, al frente. No hubo daños personales pero si el susto y la impotencia de hacer algo.
Ravel lo calificó como un atropello. Entre otras cosas dijo: "Si el gobierno nos quiere sacar que envíe al Ejército y listo, pero mientras tanto lo vamos a enfrentar pacíficamente". Ravel los acusó de actuar bajo la influencia del alcohol y la drogas. No me pareció que fuese así, pero tampoco lo descarto.
Este mismo grupo de personas es el mismo que horas antes había pintado de rojo la fachada de Fedecámaras al mismo tiempo que acusaba a los empresarios de acaparar los alimentos.
Ahora bien, lo curioso de esto es lo siguiente. En el acto vandálico frente a Fedecámaras, porque no puede calificarse de otra manera un daño contra la propiedad privada, observé a un Alberto Federico Ravel, con un rostro descompuesto, e indignado, tratando de mediar por una salida favorable. Estaba al lado del dirigente chavista cuando era entrevistado justamente por los reporteros de Globovisión. Supongo que habló con ellos. Pero nunca jamás vi a Marcel Granier al lado de Ravel, ni tampoco pronunciándose sobre lo acontecido. Pero en el atropello contra Globovisión, en horas de la noche, tampoco estaba Marcel Granier.
Globovisión transmitió en vivo y en directo el ataque, con su música de fondo que me hizo recordar los sucesos de abril de 2002.
Por curiosidad quise saber cuál era la actitud del canal 2 por lo que le estaban haciendo a Globovisión y hacia allá apunté el control. Vaya sorpresa, el vilipendiado canal 2, del inefable Granier, estaba transmitiendo su novela del momento. Sentí una indignación porque mientras Ravel arriesgaba su pellejo Granier y su canal andaban en otra onda. Trasmitiendo su bodrio. Qué falta de solidaridad. Del canal 4 ni hablar, les da igual. Felices deben estar porque es una competencia menos.
Alirio este es el Granier, que busca apoyo de todo el mundo para salvar su empresa pero a la hora de la chiquita no arrima la brasa a la candela. Ahora el TSJ falla a favor del uso de la infraestructura por parte de Tves. Bien merecido,porque Granier no es un angelito. Aunque no comparto la decisión. La determinación del gobierno de no renovar la licencia es completamente legal. Se venció y punto. Es potestad de ellos. Otro asunto es el aspecto político. De todas maneras, es lamentable el nuevo estatus de la libertad de expresión y la salida a la calle de miles de familias. Es triste ver cómo desaparece el canal, favorito de la mayoría de los venezolanos, incluso de los chavistas. Cambia la historia de un solo plumazo.
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