No podía creer lo que estaba oyendo y confieso que me conecté a la televisión desde las 10 de la mañana hasta casi las 8 de la noche, cuando terminó el discurso de Memoria y Cuenta del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ante la Asamblea Nacional, para que nadie me eche cuentos de lo que dijo o parece que dijo.
Ya los venezolanos conocemos al presidente, sobre todo en momentos electorales y cuando pareciera que la mayoría del electorado no lo favorece como antes, de allí el tono cálido, conciliador y hasta de pana del presidente con el Bloque Democrático. 52 por ciento de los votantes a favor de la democracia, contra un 48 por ciento del Psuv pesa y el presidente lo sabe muy bien. O cambia esa tendencia o no tiene vida para las elecciones presidenciales del próximo año.
El mismo presidente ha dicho reiteradamente que "nada debe dejarse al azar, que todo hay que planificarlo, hasta el mínimo detalle", por eso creo que todo el discurso tenía el propósito de conquistar los corazoncitos de los venezolanos, para que piensen que en el fondo el presidente no parece tan malo como lo pintan. Pero a la historia de estos 11 años de gobierno me remito.
Entre otras cosas dio la bienvenida a los Diputados de la Mesa Democrática y hasta felicitó al Alcalde Oscarís (MUD) por tener una ley de control de venta de bebidas. Dijo: "La Oposición tiene sus espacios asegurados en los entes gubernamentales...Nosotros somos adversarios políticos, pero no somos enemigos...Aquí no estamos para exterminarnos unos a otros".
También puso los servicios del Satélite Simón Bolívar a la orden de las gobernaciones del Bloque Democrático y yo creo que los gobernadores de la Mesa de la Unidad Democrática deberían tomarle la palabra al primer mandatario y ocupar los espacios que por once años el presidente les ha negado.
Para concluir el presidente apuntó: "Estoy dispuesto a jugar en esta nueva oportunidad, de buenba fe".