La ola de desahucios tomó altura el año pasado en Estados Unidos. Hasta el punto de arrastrar a un millón de propietarios, a los que los bancos les quitó sus viviendas por no pagar las hipotecas. Es un 14% más que en 2009. Y podrían haber sido más, de no ser porque al final de año, grandes bancos como JP Morgan Chase, Bank of America y Ally Financial suspendieron los embargos tras detectar una serie de irregularidades en el papeleo.
Los datos de RealtyTrac vuelven a poner en evidencia que el sector inmobiliario sigue deprimido en EE UU, cuatro años y medio después de hacer pico el precio de la vivienda. El desplome se hizo evidente en el verano de 2007. Nunca antes se había registrado un número tal alto de reposesiones de vivienda por parte de los bancos. Y son una tercera parte del total de expedientes que se iniciaron el año pasado a propietarios morosos.
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