Netanyahu, fue una de las más controvertidas en la historia de la corte. En una entrevista, defiende la decisión y advierte contra la pérdida de influencia de los tribunales. DER SPIEGEL: Señor Khan, nos encontramos aquí, en Núremberg, donde hace casi 80 años se celebró un juicio contra criminales nazis. ¿Qué piensa usted cuando pisa esta ciudad? Khan: El Tribunal Penal Internacional es un hijo de Núremberg. Tuvo una importancia singular, ya que se alzó por encima de los escombros y la devastación de la Segunda Guerra Mundial, por encima del enorme costo humano, y exigió que se hiciera justicia a las personas marginadas, al pueblo judío y a las personas que fueron blanco del nacionalsocialismo. Los juicios de Núremberg se celebraron en este edificio, en la sala 600, y siguen resonando a lo largo de las décadas. La decisión de aplicar la ley, esta búsqueda de humanidad en los días políticamente difíciles posteriores al final del conflicto fue un momento histórico. Esa decisión hizo posible la creación de los tribunales para Yugoslavia y Ruanda. Allanó el camino para los tribunales especiales para Sierra Leona y Camboya. Y, por supuesto, para la CPI.
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