Las redes sociales se han convertido en un quebradero de cabeza en los últimos años. El espectacular crecimiento de usuarios tras su irrupción en el mundo de las tecnologías no trajo aparejado un refuerzo de los controles de las aplicaciones. Pero en sus inicios, las redes eran principalmente un lugar para encontrarnos con los nuestros, amigos, conocidos, familia. Una pequeña plaza digital en la que establecíamos contacto con nuestras personas queridas, no importaba donde estuvieran. En aquellos primeros tiempos, hubo quien también encontró en esas páginas la posibilidad de compartir sus gustos y aficiones con otros, sus canciones favoritas, o incluso sus experiencias. Patricia fue una de esas personas. No tenía a nadie a quien buscar, puesto que su familia y amigos la dejaron de lado al salir de los Testigos de Jehová. Pero no dejaba de preguntarse «¿Habrá más gente como yo?». Decidida a encontrar respuestas, decidió crearse un perfil en Facebook. Y allí hizo, tal vez, uno de los grandes descubrimientos de su vida tras los Testigos: que no estaba sola, y que había muchos más sufriendo como ella.
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