A los servicios secretos interiores alemanes se les achacaba desde hace tiempo una marcada miopía con la izquierda, a quien se veía como el«submarino» de la comunista y enemiga RDA. Luego se comprobaría que los «submarinos» de la Stasi, los servicios de inteligencia germano-oriental, estaban infiltrados en todo el espectro social y político de la RFA, incluido el entorno más cercano de la cancillería. También contribuía a ello la deficiente desnazificación de los medios policiales y judiciales durante la posguerra. Una miopía que a la luz de los últimos acontecimientos empieza a revelarse como una sospechosa ceguera.
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