La explosión en unas instalaciones de Petróleos de Venezuela, S.A. el domingo, es el último eslabón de una cadena de siniestros que develan la pobre gestión de la industria petrolera venezolana en la prevención de accidentes, en lo que es visto como el resultado de una altamente inflamable combinación de incapacidad e indolencia que ha dejado decenas de muertos, cientos de heridos y devastadores daños ecológicos.
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