"Ser artista hoy en China me expone a la realidad de las condiciones actuales y exijo mi derecho a discutir abiertamente y dar mi opinión sobre la cultura, la sociedad y la política, e intentar expresar mis sentimientos personales, por ejemplo en Internet. La sociedad china actual no tiene moral, juicio propio, y la gente no está acostumbrada a asumir su responsabilidad. No está acostumbrada porque el mayor éxito de las sociedades totalitarias es hacer pensar a la gente que no es nada, que haga lo que haga nada va a cambiar".
Así hablaba Ai Weiwei, uno de los artistas de vanguardia chinos más prominentes y acerado crítico del régimen de Pekín, en una extensa entrevista con este diario en mayo de 2009, en la que hacía un repaso a su trayectoria artística y su defensa de la democracia, y lanzaba sus dardos contra el Gobierno único del Partido Comunista Chino (PCCh), del que decía que "está asustado" y "tiene miedo a mostrar la verdad" como evidenció, continuaba, "el viejo juego de propaganda" que fueron los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008.
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