Es increíble que sólo bastó perder un referéndum para comenzar a desintegrarse, el que se creyera un gobierno monolítico y firmemente cimentado. El teniente coronel anda de capa caída desde que el Rey Juan Carlos de España lo regañara en Chile.
Desde entonces el paladín de Sabaneta no ha visto una. El último baño de agua fría se lo dieron sus aliados de las Farc, quienes se comprometieron con entregar a un niño que hacía dos años no tenían en sus manos y quien sabe, Dios quiera que sí, si las demás personas que están en su poder y que son elementos de negociación para liberarlos, estén vvivas.
La torpeza del teniente coronel, más que ingenuidad, revela que, no sólo se hunde en la arena política, sino que los asesores con los cuales cuenta, tendrían que hacer sus maleticas y buscar otras cosas que hacer, porque lo han asesorado muy mal.
Todos los gobiernos, de izquierda y derecha, al cabo de un tiempo en el poder, se desgastan y eso es lo que está pasando con el gobierno robolucionario del teniente coronel, que llegó a su fin y ellos ni se dieron cuenta.
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