En un extracto tomado de su libro próximo a lanzarse a la venta, McClellan hace un recuento de la conferencia de prensa de 2003 en la que les dijo a los reporteros que los ayudantes Karl Rove y I. Lewis "Scooter" Libby "no estuvieron involucrados" en la filtración relacionada con Plame.
"Hubo un problema. No fue verdad", escribió McClellan, según una breve cita del libro difundida el martes por la noche. "Sin saberlo, transmití información falsa. Y cinco de las altas autoridades de la administración estuvieron involucrados en que lo hiciera: Rove, Libby, el vicepresidente, el secretario general de la Presidencia y el propio presidente".
La ex agente encubierta de la CIA Valerie Plame sostiene que la Casa Blanca reveló secretamente su identidad a los reporteros, colocándola en una situación delicada.
Su identidad secreta durante más de 20 años fue revelada por el comentarista político conservador Robert Novak en una columna publicada en 2003. Novak dijo entonces que la información se la proporcionaron dos "altas autoridades de la administración" del presidente Bush.
Plame y su marido, el ex embajador Joseph Wilson, dijeron que la filtración fue en represalia por sus críticas abiertas contra la ocupación militar de Estados Unidos en Irak y por la falta de pruebas de que Irak se aprestaba a comprar uranio. Los supuestos preparativos iraquíes para desarrollar armas de destrucción masiva fueron uno de los argumentos que usó el gobierno de Bush para justificar la invasión militar del país árabe, iniciada el 20 de marzo de 2003.
El secretario de la Presidencia de Bush en ese momento era Andrew Card.
El libro de McClellan, "What Happened" (Lo que pasó), saldrá a la venta hasta abril y el extracto difundido el lunes fue meramente un medio de mercadotecnia para generar expectativa. La cita no entra en detalles sobre cómo Bush y Cheney estuvieron involucrados en el escándalo ni revela lo que pasó fuera de la vista de la ciudadanía.
Un extracto, colocado en el sitio de Internet de PublicAffairs, renovó los interrogantes sobre lo que ocurrió en el Ala Oeste de la Casa Blanca y cuánto sabían Bush y Cheney sobre la filtración. Durante años, el trabajo de McClellan fue enfrentar - y a menudo evadir - ese tipo de preguntas.
Ahora, el ex funcionario parece alentarlas y es igualmente difícil tengan respuestas claras.
La actual secretaria de prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo que no estaba claro lo que McClellan quiso decir en la cita. "El presidente no lo ha hecho ni le pediría a sus portavoces que transmitan información falsa", agregó.
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