|
es hija de la frustración y de la rabia contenida, en el decir textual de su redactor
El pasado miércoles 15 de agosto, no más, el soldado --así se identificó para la ocasión-- Hugo Chávez Frías, suerte de cadáver de una historia que se niega a la sepultura, vino por los fueros del socialismo marxista y anunció que los instalaría aquí, a contrapelo del sentimiento de los venezolanos.
En otro de sus discursos luengos, aliñado de ocurrencias y de desvaríos, explicó ante la Asamblea Nacional su proyecto de "reforma constitucional bolivariana" y confesó haberlo consultado con los dictadores de Cuba y Belarús, y también con el nicaragüense Daniel Ortega.
Les habría pedido ilustrarlo acerca del camino exacto para reincidir en el modelo marxista, despejado de los errores y falencias que provocaran su derrumbe global a finales del siglo XX.
Ortega, ¡qué duda cabe!, le solicitó cuenta de su revés como conductor de la Revolución Sandinista y de la pérdida del poder --a pesar de la muleta de Jimmy Carter-- ante la señora Violeta Chamorro.
De modo que, como consta en el texto de la reforma en cuestión, Chávez abordará la construcción de un nuevo Estado y sociedad socialistas en Venezuela: qué de novedoso tendrá su matización histórica y quizás el estilo --léase, el llamado intento de "humanización" de la dictadura del proletariado-- pero que de viejo acopiará lo inevitable: la consolidación de la omnipotencia del Estado, el dominio total sobre la sociedad por el autócrata y la servidumbre de cada hombre --varón o mujer-- al pensamiento único socialista y a quien lo administra dictatorialmente.
Para leer el artículo completo vaya a este vínculo:
http://www.eluniversal.com/2007/08/26/pol_art_el-proyecto-presiden_428725.shtmlASDRÚBAL AGUIAR
ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
No hay comentarios.:
Publicar un comentario