sábado, 18 de agosto de 2007

Campos de entrenamiento para combatir a Satán

Kelso, Tennessi.-"¿Qué es esto?", rugió Henry Phillips. "Hay basura aquí en el piso".

Dentro del simple bloque de cabinas, chicas adolescentes se pararon en atención al final de sus literas, cada cama cuidadosamente hecha, con una Biblia y un cuaderno de estudios encima de la almohada.

El desorden de la basura en la puerta de entrada de la pequeña cabina; Phillips, "sargento mayor" para los acampantes, había vertido el contenedor de basura en el piso, derramando papeles mojados y vasos encima del piso recién barrido y mapeado.

"De ninguna manera tiene que haber cestas de basura en las cabinas" gritó Phillips, su voz tronó por una semana como un taladro en el Campo de Guerra Espiritual. "Y no debe haber basura en sus corazones. ¿Captaron el mensaje?".

"Sí, sargento mayor", las muchachas respondieron en coro, sus ojos enfocados al frente mientras él pasaba revista de arriba abajo en la línea.

Inspecciones en el campo durante toda la semana, diseñado para endurecer cuerpos y almas, o solamente una de las partes más ásperas. Si usted se cruza con el General de Campo, el pastor Lou Ostrzicki de la Iglesia Bautista Bethlehem en Hazel Green, Alabama y se le olvida de saludarlo, usted estará en el piso haciendo lagartijas. Hace un comentario desafortunado y usted podría ver cómo le empujan un perro caliente por la boca.

Diferente de Los Niños de Dakota del Norte de la Escuela del Ministerio de Fuego, los sujetos del documental del 2006 "Los Campos de Jesús", los Campos de Guerra Espiritual se concentran en perfeccionar a los niños espiritual, mental y físicamente, no en su accionar político. Los servicios en los Campos de Guerra Espiritual son animados, pero ellos no entran en los dones carismáticos como el hablar en lenguas, cosa que sí hacen los del campo de Dakota del Norte.

Cada día en el Campo de Guerra Espiritual se comienza con media hora de entrenamiento físico y una trotada, después otra media hora de oraciones hechas mientras se marcha.

Un polotón de niños pasan un día usando mañales sobre sus vaqueros, después de las quejas de los muchachos por las lagartijas. En este campo no hay excusas, no gimoteos ni deserciones.

Lo que importa en la vida, dice Phillips a los muchachos, no es lo que les pasa a ustedes, sino la manera cómo ustedes manejan el asunto. Los abusos vienen porque la vida no es justa. Eso es lo que Satán hace a los cristianos, no importa lo duro que ellos traten, dice el líder del Campo de Guerra Espiritual.


Traducido de The Washington Post

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