viernes, 15 de junio de 2007

VENEZUELA CALIENTE: Lic. Armando Reyes

En el chavismo la procesión va por dentro

¡Quién iba a pensar que los chavistas se fueran a atacar despiadadamente
como ocurre ahora!. Esto era impensable hace algunos años atrás. Entonces cualquier acusación de supuesta corrupción se minimizaba por el bien de la revolución. Más bien el ataque provenía de la oposición. Ahora sucede todo lo contrario. La pelea es fuertemente interna.

La posibilidad de que se active el referéndum asusta a más de un gobernador y alcalde del oficialismo, pues los líderes regionales no la tienen todas consigo, tienen fuertes encontronazos con los mismos dirigentes revolucionarios. Sus acciones están empañadas por supuestos actos de corrupción, nepotismo y arbitrariedades.

Eructo en Carabobo

En el industrial estado de Carabobo, por ejemplo, el militar gobernador Luis Felipe Acosta Charles, está siendo fuertemente cuestionado por la Ong "Periodistas por la verdad" que preside Marcos Hernández, afecto al oficialismo.

Al general Acosta Charles lo acusan de gobernar sólo sin tomar en
cuenta a los demás y de no ocultar su vida de nuevo rico y de gobernar a espaldas de los pobres al decir que no es ningún pecado andar en un vehículo Hummer cuyo costo ronda los 350 millones de bolívares. El general Acosta Charles desplazó al joven político de Proyecto Venezuela, Salas Romer de la gobernación, y se le recuerda por el célebre eructo frente a las cámaras de televisión durante un operativo en una planta de refrescos.

Corrupción y sicariato

El caso más emblemático de la corrupción lo constituye el gobernador de Monagas, Eduardo Manuit, a quien no sólo lo acusan de cometer graves irregularidades administrativas sino de integrar mafias de sicariato para sacar del camino a quienes le hacen oposición.

Han sido precisamente, los mismos chavistas quienes han enfilado las
baterías contra Manuit porque no conciben que un revolucionario se comporte de esa manera. Una de sus más enconadas enemigas es la propia diputada tachirense, la oficialista Iris Varela quien ha tratado de que se le enjuicie por hechos de corrupción.

Con su particular estilo vehemente, la
parlamentaria lo ha denunciado y ha dicho que el presidente, a quien considera un hombre honesto y probo, debe intervenir por el bien del proceso revolucionario. Hace un año consignaron unas denuncias en su contra en la Asamblea Nacional y no ocurrió nada. Pedro Jiménez (MAS/Monagas), respaldó las denuncias de Miguel Angel Moyetones (COPEI/ Guárico) por las acciones del gobernador Eduardo Manuit en contra del diario La Prensa y sus trabajadores. Pero Manuit es un político muy hábil.

En este ping pong de
acusaciones ha salido ileso y para congraciarse con el jefe de estado abandonó a su partido Podemos para inscribirse en el partido único socialista de Venezuela (PSUV). Así buscaría sobrevivir en esta fauna política.

Otros en salsa


Otro oficialista en la mira del revocatorio es el gobernador de
Mérida, Florencio Porras, pues éste ha tenido algunas posturas críticas contra el gobierno y como se sabe, nadie puede disentir con libertad so pena de engrosar la lista negra de personas execrables.

Tarek William Saab, anterior activista de los derechos humanos, hoy
gobernador del estado Anzoátegui, también está en la lista de los revocables. El poeta cayó en desgracia con el Presidente y esto lo disminuye frente a sus enemigos, especialmente contra el general Luis Alfonso Dávila, ex ministro de relaciones interiores del gobierno, quien lo acusa de gobernar muy mal la región. Claro, Dávila quiere el poder y no oculta sus aspiraciones.

Chavismo dividido

En el estado petrolero de Zulia, el actual gobernante opositor Manuel Rosales luce muy sólido y las encuestas reflejan muy bien su acción de gobierno. El oficialismo lo quiere sacar pero no ha podido porque sus principales dirigentes están divididos, tanto así que el presidente los regaño públicamente y los emplazó a trabajar.

Un fuerte aspirante al palacio de los cóndores es el actual ministro
de finanzas, Rodrigo Cabezas. También quiere el sillón gubernamental la polémica dirigente caraqueña Lina Ron, a quien se le ha visto últimamente por la región abonando el camino en una posible campaña electoral.

Ella ha dicho que le gustaría hacer una dupla con el controversial sacerdote José Palmar, quien actualmente mantiene una fuerte guerra contra el ministro de energía y petróleo, Rafael Ramírez, a quien acusa de ser un ministro inepto y corrupto, que ejecuta obras mil millonarias sin licitar.

En este proceso revolucionario hay mucha tela que cortar. La
procesión va por dentro. La lucha intestina es a cuchillo y el pueblo venezolano permanece impávido ante lo que ocurre en el oficialismo, tal vez con la esperanza porque la división y la guerra a muerte entre camaradas se acentúe como un milagro divino. Y sin disparar un solo tiro. Entre tanto, el presidente Chávez anda ocupado tratando de sofocar el irreverente grito del movimiento estudiantil que lo ha desafiado en las calles con su propio verbo, el inolvidable "por ahora".

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