Está aprobado y es un hecho: las próximas misas de la Iglesia Católica Romana serán en el idioma que inicialmente fueron establecidas hace 400 años, a decir, el latín.
Esta es una decisión en la cual la madre de las iglesias se está jugando la existencia y está caminando por el filo de la navaja porque, a decir verdad, tal vez recobre algunos feligreses que fueron levantados escuchando liturgias que nunca entendieron y que ahora son sexagenarios, pero realmente dudo de que la juventud de los albores del siglo XXI, de la generación Internet, tenga algún interés en escuchar sermones en un idioma que le es ajeno totalmente.
La juventud de hoy quiere saber el porqué de las cosas, como tiene que ser, porque soy de los que piensa que nunca la religión tiene que estar en contra de la razón, yo no puedo creer algo que no entiendo, porque de otro modo esa fe será muy superficial, porque ha pasado por el corazón, pero no por la mente.Si Dios nos creó pensantes, tenemos que pensar y debemos pensar.
Si hay algo positivo que veo en la medida y no tiene nada que ver con la religión, es que esa disposición ayudará a revivir un idioma completamente muerto, pero que así como el idioma griego, ha sido la cantera de la cual se ha alimentado el idoma Castellano y otros más.
Dice Susan Gibbs, portavoz de la Arquidiócesis de Washigton D.C., entrevistada por USA Today digital: "De 150 mil personas en el área de Washington DC que atienden a la misa cada semana, menos de 500 escogen la misa tridentina", la cual ha estado disponible en la ciudad desde 1985.
En el fondo creo que la Iglesia Católica Romana quiere tenderle un cerco a aquellas facciones carismáticas disidentes de la Iglesia que, copiando los cultos evangélicos, han incorporado en sus adoraciones no sólo los idiomas vernáculos, indígenes algunos, sino también sus instrumentos y su música y, para afrenta de la Iglesia, han quitado todas las imágenes de sus altares.
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