Todos los izquierdoides, sean comunistas, sean socialistas, sean de centro-izquierda, padecen del mismo mal: que cuando están en oposición piden y gozan de libertad para "echar vaina", pero cuando llegan al poder, lo primero que hacen es enfilar sus baterías en contra de los medios de información social y no cesan hasta eliminar a la oposición y construir sobre sus cenizas su propio emporio de medios.
Lo hicieron los marxistas-leninistas de la extinta Unión Soviética; lo han hecho toda su vida los Maoístas asiático de la China Popular; ni qué decir de Corea del Norte; mucho menos de la Isla bonita del tirano del Caribe; lo está haciendo el teniente coronel en Venezuela; lo está proponiendo el recién llegado presidente de Ecuador y así sucesivamente.
Algunos han dicho que en Venezuela no existe limitaciones de la libertad de expresión de los individuos y aducen que ahora hay más emisoras y televisoras que antes y que eso es signo de pluralidad de ideas.
Pues no mi amigo, cantidad no necesariamente significa pluralidad, porque lo que ha hecho el gobierno del teniente coronel, en su afán de construir corrientes de información paralelas a lo que ellos llaman "la oligarquía", es ceder licencias a quienes las pidan e incluso, el gobierno les da préstamos para que compren los equipos de transmisión, pero con dos condiciones: que no critiquen al régimen y que estén siempre listos para la multiplicidad de cadenas del teniente coronel. No le piden nada más, pues le están comprando el alma.
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