Inmensas llamaradas iluminan la noche del desierto de Neuquén. Es el gas sobrante de los pozos que perforan las entrañas de Vaca Muerta, la gigantesca formación de hidrocarburos no convencionales de Argentina. Otros residuos, los generados para extraer el gas y el petróleo, deben ser tratados primero por las compañías productoras y descartados después en lugares a prueba de fugas y contaminación, pero faltan controles para hacer cumplir la ley.