La falta de una política especial para quienes solicitan asilo en Estados Unidos ha llevado a algunos de sus líderes en el sur de la Florida a poner presión sobre la administración del presidente Barack Obama, a fin de detener o disminuir las deportaciones. Cerca de 445 venezolanos son deportados al año. Líderes y activistas han solicitado que la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) aplique a los venezolanos el patrón empleado con los cubanos, cuyas órdenes de deportación generalmente son soslayadas debido a la ausencia de garantías procesales en la isla.