Su meta es la creación de líderes que defiendan los derechos históricos a las tierras de los grupos indígenas y prevenir que una mal entendida modernidad acabe con su acervo cultural. Ubicada entre los márgenes de los ríos Orinoco y Caura, la UIV es un paraíso de armonía, un refugio para la búsqueda de conocimiento y la formación de alumnos en los problemas que acechan la región , como la minería ilegal y los latifundistas ganaderos. Su batalla no es fácil.
Su primera gran demanda es que el estado Venezolano reconozca su carácter como institución de educación superior y que esto les de los recursos necesarios para continuar con su inmensa tarea. Texto e imágenes: Jorge Silva.