“Murió de un infarto cardíaco, en brazos de su compañera”. Con estas palabras, el hoy jefe máximo de las Farc, Timoleón Jiménez, confirmó al mundo la muerte del fundador y líder histórico de esta guerrilla, Manuel Marulanda Vélez, en un comunicado que leyó el 25 de mayo de 2008. Semejante alusión no era sólo un giro retórico para darle un toque de humanidad y romanticismo a la figura del insurgente más feroz, el más buscado, el más combatido por el Estado durante más de medio siglo. Era también la forma de hacerle un homenaje a Sandra, la mujer que cuidó del anciano durante más de 15 años de su vida en el monte.
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