Matilde* no sabe qué es lo que está robando, pero lo hace de todas maneras. "Mi vecina me dijo que era una oportunidad, así que vine a acompañarla", me dice, con un gesto pícaro y otro de vergüenza. Empuja un carrito de mercado lleno de "fierros"; materiales de construcción que agarró de una ferretería de cadena en el sur de Santiago de Chile que está siendo saqueada por decenas de hombres y mujeres en medio de gritos de repudio y zozobra por la inminente llegada de la policía.