Rusia mantiene su rotundo rechazo a una intervención militar internacional para poner fin a la guerra en Siria y sigue abogando por el diálogo entre todas las fuerzas políticas de aquel país, según se puso de manifiesto de nuevo el miércoles durante la visita realizada a Moscú por una delegación del Consejo Nacional Sirio (CNS), una de las principales fuerzas políticas opuestas al régimen de Bachar el Asad. Los dirigentes rusos sostienen que no se aferran al régimen de El Asad, pero, tras la experiencia de Libia —Moscú considera que fue engañado en la interpretación de las resoluciones de la ONU 1970 y 1973 que sirvieron para justificar el ataque aéreo de la OTAN en el país magrebí—, temen las consecuencias que podría acarrear la marcha del líder sirio.