Parece extraño, pero debería ser normal, y es lo ideal. Parece también difícil, aún más si se hace en Nueva York, una de las ciudades más industriales y consumistas del mundo, sin embargo, Laura Singer lo ha logrado: hace dos años no produce residuos. Desde la comida, pasando por la ropa y los productos de limpieza, inclusive la crema de dientes: en todos los ámbitos de su vida evita contaminar.