La imagen de la petrolera nacional venezolana, Pdvsa, como la vaca que todo el mundo que pudo ordeñó –y sigue ordeñando– en el sistema político chavista, simboliza bien la billonaria corrupción que ha afectado a la compañía en casi dos décadas. La última gran trama denunciada, en la que hubo clonación del sistema informático de la entidad estatal para amañar operaciones y saquear la empresa, acaba de llegar a los tribunales de Estados Unidos.