Atravesar la frontera era solo un paso, tedioso pero sencillo, para los más de 4.000 venezolanos que entran cada día a Ecuador. Tras obtener el sello migratorio, el terreno empezaba a allanarse en su camino hacia una nueva oportunidad lejos de la escasez de Venezuela. Pero la situación ha cambiado. El Gobierno ecuatoriano ha anunciado este jueves que, a partir del sábado no se permitirá la entrada de ningún venezolano en el país sin que presente su pasaporte. Un nuevo requisito que, además de restringir las preferencias que la ley ecuatoriana ya concedía a los vecinos de Sudamérica, complicará aún más el atropellado éxodo de los que huyen de la crisis de Venezuela.