Este martes se cumplen cinco años de unas multitudinarias protestas en Caracas contra Nicolás Maduro, en las que se murieron 43 personas. El régimen culpó al líder opositor Leopoldo López de aquellas muertes y ordenó su captura. Él decidió entregarse seis días después. Cinco años después, su padre, Leopoldo López Gil, asegura que su hijo jamás se ha arrepentido. López Gil, que lleva unos cuatro años y medio exiliado en España, ve al fin el futuro con cierta optimismo ante la esperanza de cambio que se vive en Venezuela.