Reza un dicho, no conozco su autor: "cuando se arriba a los 20 años, el mundo parece pequeño para desafiarlo". Eso fue verdad, pero en otras épocas, cuando los jóvenes, sobre todo los jóvenes estudiantes en Venezuela eran determinantes en cuanto a la dirección del gobierno que querían.
Hoy, triste es decirlo, la mayoría de los jóvenes venezolanos no son más que un rebaño de ovejas y borregos domesticados que caminan al son que le toquen y van a donde los iluminados del sistema quieren que vayan, sin miramientos, sin protestas, sin preguntas, pero también sin respuestas.
Los jóvenes estudiantes venezolanos fueron determinantes en la caída del último dictador que ha tenido Venezuela, Marcos Pérez Jiménez. Es verdad que en la caída del tirano confluyeron todos los sectores, tanto políticos, militares, civiles, económicos y estudiantiles, sobre todo universitarios.
Hoy, el teniente coronel reúne a los jóvenes, a quienes ha comprado por becas que deberían ser mensuales y las cobran como dos veces al año. A otros los ha enviado a Cuba a perfeccionarse en comunismo, con todos los gastos pagados y cuando regresan los pone al frente de los nuevos organismos que todos los días inventa para llevar adelante la robolución bolivariana.
Con esta juventud de hoy, Venezuela va a necesitar varios lustros para quitarse de encima al teniente coronel, si es que quisieran, porque si se sienten cómodos con lo que está pasando en el país, pues que lo desfruten.