Wilhelm Reich, el gran pope del marxismo freudiano, decía que la sexualización de los niños derrumbaría la fundación de la «sociedad burguesa». Y eso es lo que está haciendo el adoctrinamiento sexual desde la más tierna infancia: minar los cimientos no ya de la sociedad, sino de la civilización. Lo estamos viendo con las leyes de ingeniería social de los Gobiernos, o con la agenda LGTB que tratan de imponer Naciones Unidas y la Unión Europea.