Dieciséis de las mayores fortunas francesas han pedido a su Gobierno que imponga un impuesto especial a los ricos para contribuir a salir de la crisis que vive el país. Entre los firmantes figuran el presidente de L'Oreal y su máxima accionista, y los patrones de la petrolera Total, el grupo hotelero Accor, el alimentario Danone, el banco Société Générale, el operador de comunicaciones Orange, la aerolínea Air France-KLM y el fabricante automovilístico PSA Peugeot-Citröen.
El llamamiento se suma a las declaraciones de algunos multimillonarios que, a título personal, habían expresado en sus últimos días su deseo de contribuir de manera excepcional al erario público, siguiendo la senda marcada en Estados Unidos por Warren Buffett.