Umm Ahmad, una abuela septuagenaria, avanza renqueante tras los manifestantes en Shahba, a unos 90kilómetros al sur de Damasco, apoyada en un bastón que esgrime amenazante cuando los shabiha (milicias paramilitares) se disponen a atacar al cortejo.“¡Estos son mis hijos, hijos de perra!”, les lanza. Algunos jóvenes se le acercan y le besan la cabeza.
Este relato colgado en agosto en árabe en Facebook y autentificado demuestra que, aunque se les ve menos que en Túnez o en Egipto, las mujeres también participan de lleno en la primavera siria. Si se exceptúa Libia, donde solo una joven ingeniera se hizo famosa porque espió para la OTAN, en los demás países abundan los rostros de mujeres que se han apuntado a la revolución.