Brenda Schmitz sabía que no viviría para ver crecer a sus cuatro hijos. Tras ser diagnosticada con cáncer de ovario en etapa cuatro, le dijeron que moriría en cuestión de meses. Un mes antes de su muerte, Brenda hizo algo que ahora —dos años después— ha traído lágrimas de alegría a la gente en su ciudad en Des Moines, Iowa y en todo el mundo.