Mónica Spear estaba en su vivienda de Chuao ese jueves cuando llamó a su amigo y asistente Yonder Hernández para hacer planes. Se encontraron, pasaron la tarde juntos, y él la invitó a su grupo de oración ubicado en la urbanización Alberto Ravell, en El Valle. “Ella no preguntó nada, sólo le advertí que no era cómodo para estacionarse. Tomamos un taxi y a las 7 pm comenzamos la prédica. Ahí confesó que era cristiana evangélica desde los 19 años, igual que toda su familia...".
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