Alirio J. Leal
Por tradición las Iglesias Evangélicas, que no tienen el financiamiento del Estado y gracias a Dios porque es así, utilizan el diezmo y las ofrendas de sus miembros para sufragar los gastos operativos del culto, para que los templos puedan funcionar.
Todos los gastos operativos de una iglesia evangélica, se cubre con los diezmos y ofrendas de los miembros. Cuando hablo de "gastos" me refiero al pago del pastor y otros ministerios que la iglesia desarrolle. También el pago de alquiler del templo, si este es el caso. El pago de servicios de electricidad, agua, conserje y cualquier otro que sea requerido para el funcionamiento de la iglesia.
En mis tiempos el pastor tenía un salario, que era acordado entre la iglesia y el pastor cuando era llamado a pastorear en ese lugar. Había una junta directiva compuesta, entre otros, por el mismo pastor quien presidía, un tesorero, una secretaria y sus respectivos suplentes.
Mensualmente se realizaba una reunión de iglesia, donde se daba cuenta a los miembros bautizados de la situación de la iglesia; del desarrollo de los planes y programas; del estado de la economía de la iglesia; de los ingresos y egresos mensuales y el balance existente.
Para esos tiempos ningún pastor osaba ponerle la mano a los diezmos y ofrendas, a no ser que cualquier hermano diera directamente una ofrenda al pastor.
Esto se hacía por recomendación bíblica tanto en Tito como en 1ra. de Timoteo que dice "Que los ancianos (pastores) sean sobrios, serios, prudentes..." (Tito 2:2). En 1ra. de Timoteo 3:2 dice: "Pero es necesario que el obispo (pastor) sera irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente...".
Tener un tesorero en la iglesia y rendir cuentas a la iglesia por el dinero que se recibe, debería de ser una sana práctica de las iglesias evangélicas, que hacen más bien al pastor que a cualquier otro, para que nadie tenga nada que decir del pastor. No en vano dice la Escritura que el pastor debe ser prudente. No dar motivo para aquellos que critican nuestro proceder.
Todas las entradas que ingresen a la iglesia, deben ir a un fondo general y de allí el tesorero erogará los pagos que tenga que hacer mensualmente, privilegiándose los gastos que tengan que ver con la extensión del Reino de Dios aquí en la tierra, me refiero a gastos que se conviertan en alcanzar a otras personas para que conozcan el evangelio y, repito, mensualmente debe haber una reunión donde los miembros de la iglesia conozcan en qué la iglesia está invirtiendo el dinero de los diezmos y las ofrendas.
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