En 2010, el entonces presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva provocó una agria polémica al comparar a los disidentes cubanos con delincuentes comunes. Aquellas palabras, dichas una semana después de la muerte del opositor Orlando Zapata Tamayo, cobran hoy un nuevo significado a pocas horas de que el líder brasileño entre en prisión.