A primera vista, la de Costa de Marfil parece ser una de esas "típicas" crisis africanas, en la que un presidente en funciones se rehúsa a aceptar su derrota en las urnas y se aferra al poder por la fuerza.
Pero la cohesión que han mostrado los otros presidentes del continente en contra de las pretensiones de continuidad de Laurent Gbagbo -hasta el punto de rechazar, al menos públicamente, la posibilidad de ayudarle a negociar un gobierno de coalición- también parece confirmar que algo está cambiando en África.
Tanto la Comunidad Económica de África Occidental (Ecowas, por sus siglas en inglés) como la Unión Africana reconocen al opositor Alassane Outtara como el verdadero ganador de las elecciones presidenciales celebradas el 28 de noviembre.