El fundador de Microsoft, Bill Gates, presentó en Pekín su apuesta para hacer frente a la crisis mundial de saneamiento: un retrete que no necesita agua ni conectarse a ningún sistema de depuración para funcionar y que transforma los desechos humanos en fertilizantes. El multimillonario mostró este novedoso modelo al público en una exhibición que se celebra en Pekín para mostrar los últimos avances tecnológicos de saneamiento para «reinventar los inodoros» y acelerar su adopción y comercialización.