Comenzando este mes en un barrio portuario y después esparciéndose a través de Shenzhen, una ciudad de 12.4 millones de personas, tarjetas de residencia actualizadas con un poderoso chip de computación programado por la misma compañía serán expedidas a la mayoría de los ciudadanos.
La información en el chip incluirá, no sólo el nombre del ciudadano y su dirección, también su historial de trabajo, su historia educativa, religión, etnicidad, registro policial, la situación de su seguro médico y hasta el número telefónico del dueño del apartamento donde viva.
Será incluida también la historia reproductiva personal, por la aplicación de la controversial ley china de "un solo niño" por pareja. Los planes han sido estudiados para añadir a la data el historial crediticio, los pagos en el sistema de trenes subterráneos y hasta las pequeñas compras cargadas a las tarjetas de crédito.
Expertos en seguridad describen el plan chino como el mayor esfuerzo mundial para aplicar la tecnología computarizada al trabajo policial, para seguirle el rastro a las actividades de la población y combatir el crimen. Pero ellos dicen que la tecnología pudiera ser usada para violar los derechos civiles.
El gobierno chino ha ordenado a todas lasa grandes ciudades aplicar la tecnología para el trabajo policial y para emitir tarjetas de residencia de alta tecnología a más de 150 millones de personas, quienes se han mudado a otra ciudad pero que todavía no han adquirido una residencia permanente.
Traducido de The New York Time