Tras el anuncio de que Estados Unidos ofrecía una recompensa de $15 millones por la captura de Nicolás Maduro, considerado un fugitivo por estar acusado de dirigir una organización narcoterrorista en alianza con las FARC, el dictador venezolano duplicó los anillos de seguridad a seis, en previsión de posibles incursiones en su contra. Ahora, ha retirado todo el personal de su primer anillo de seguridad, para sustituirlo por guardaespaldas traidos del Medio Oriente. De acuerdo a fuentes de inteligencia norteamericana, el efecto de la recompensa ha incrementado los niveles de paranoia en el círculo íntimo de Maduro, al punto de que ha comenzado a desconfiar de la guardia presidencial venezolana, e incluso de miembros del G2 cubano, de acuerdo a estas fuentes.