He tenido la ocasión de hablar con algunos rusos que han vivido las dos formas de gobierno y algunos prefieren el paternalismo y el control estadal, propias del comunismo, al libertinaje que actualmente viven los soviéticos, sobre todo, refiriéndose a los males del capitalismo, donde aparentemente los ricos se hacen más ricos y los pobres, más pobres.
Pero sea lo que sea, fue este hombre, Boris Yeltsin quien aprovechando la decadencia del sistema comunista, supo ocupar el puesto que la historia le brindaba y liberar a la Unión Soviética de la aberración del comunismo.
Porque la única que vive bien en un sistema comunista, es la clase dirigente, quien además, se siente signada por la divina providencia para indicar a la plebe lo que debe o no debe creer, o pensar, o leer, o mirar u oír o hacer.
Bueno es decir que Yeltsin nació y creció bajo el régimen de sombra del comunismo y no obstante pudo dirigir a la nación hacia lo que es hoy, una nación democrática y libre.
Es decir, que siempre dentro de los mismos sistemas de terror, hay un Boris Yeltsin que cree que una mejor vida es posible y que, sin duda, aprovechará el mejor momento político para imponerlo.