Este viernes 27 de julio, varios sitios del mundo serán testigos de la llamada “Luna de sangre”, fenómeno óptico en el que el satélite natural de la Tierra adquiere un leve color rojo, debido a que la luz solar que atraviesa la atmósfera es filtrada por el aire terrestre que disuelve las longitudes de onda más cortas, dejando los colores cobrizos en la superficie de la Luna.