Diagnosticada hace décadas con esquizofrenia severa, Blanca Livia Arcineiga, de 49 años, una vez manejó su condición. No hace mucho tiempo, ella era lo suficientemente estable como para trabajar a tiempo parcial como empleada doméstica. Ella ayudó a su anciana madre en la cocina. Dormían en la misma cama. Ahora ella yace sola y desnuda sobre un colchón sucio dentro de una habitación fétida. Su familia ha cerrado la puerta para evitar que los ataque.