
Pocos minutos después, la edición digital de EL PAÍS desvelaba que España había ofrecido la base de Rota (Cádiz) como sede del componente naval del escudo antimisiles de la OTAN. En términos prácticos, eso significa el despliegue de cuatro destructores dotados con el sistema de combate Aegis y de 1.200 militares, así como 100 civiles. En definitiva, España pasa de ser un punto de apoyo logístico y tránsito para las tropas norteamericanas en Irak o Afganistán, a albergar una de las unidades más potentes y avanzadas tecnológicamente de la Navy.