La reciente tendencia china a consumir pródigamente se ha convertido en antídoto eficaz para el estancamiento económico global. Por otra parte, la frugalidad, según lo evidencia la alta tasa de ahorro tradicional de China, ha sido responsabilizada como factor de peso en el desequilibrio comercial global.
Según este enunciado, el ahorro es negativo y bueno el despilfarro. La amplia cobertura informativa de la visita de Estado del presidente Hu Jintao a EEUU podría encarnar dicha psicología. La adoración china al consumismo ya es un hecho. Cada vez son más los observadores que han notado como crece el ansia de consumo individual en el país, acompañada de un ligero declive en las tasas de ahorro.
En diciembre, un nuevo libro, titulado “Según va China, así va el mundo”, del escritor doctor Karl Gerth, resume las perspectivas occidentales para el “dragón hambriento.” El Dr. Gerth asevera que China debe moverse en la dirección de EEUU, es decir, del consumismo desenfrenado. Pero ¿es esta opción realmente promisoria? ¿Se beneficiará China por ese sendero?