"¡Nunca le he dicho papá y tengo 76 años!", grita Anselma Guillermina Gómez, mientras esgrime la foto en blanco y negro de un hombre joven. El llanto le agudiza la voz. Está hablando del padre que nunca conoció, porque en medio del golpe de Estado de 1936 se llevaron a ese padre de su casa en Córdoba (en el sur de España) y lo fusilaron. Ella era una bebé en gestación en el vientre de su madre. El 19 de agosto de 1936 fue la última vez que supieron de él, nunca vieron su cuerpo. Se llamaba como la hija, Anselmo Guillermo Gómez Bermúdez.