Nosotros, los que creemos en la democracia, debemos mantenernos en calma. No podemos caer en las provocaciones del sector oficialista. Debemos seguir concientizando al pueblo del peligro que representa el Comandante Supremo para la estabilidad democrática, no sólo del país, sino también del continente.
Ningún venezolano puede quedarse en casa este 23 de noviembre, día de las elecciones, porque sería fatal no aprovechar esta ocasión para devolverle equilibrio político a la sociedad venezolana. El Comandante Supremo necesita equilibrio en la Asamblea Nacional y en las gobernaciones y alcaldías del país. Necesita una verdadera oposición democrática. Es muy poco el favor que le hacen al país los serviles del gobierno. Los "Sí, sí" a todas las peticiones del autócrata
Ya sabemos que los diputados a la Asamblea Nacional, con sus honrosas excepciones, muy pocas, están postrados ante el Autócrata, en la playa de la comodidad, como una manada de leones marinos, levantando sus aletas de vez en cuando, para satisfacer las ansias omnívoras del Comandante Supremo y agarrando de las migajas que se caen de su mesa.