
La Detención de Mladic eliminó la barrera más importante en los esfuerzos del gobierno serbio, respaldado por Occidente, para adherirse a la Unión Europea y mejorar la imagen del país como un estado paria que protegía a quienes han sido señalados como los responsables de las peores atrocidades de las guerras balcánicas de la década de 1990.